10 enero 2008

Acaba en mierda

No es exactamente enviarlo todo a tomar por culo, pero también. En dónde queda la heroica si ni siquiera nos está permitido tener delegado sindical y nos la pela. La heroica de esta generación sin conciencia de grupo, que es generación sólo porque nuestros padres fueron fértiles al mismo tiempo, es la inmolación, al menos a mí es la única que se me ocurre, un suicidio, pero un suicidio individual, porque en grupo no sabemos hacer nada.
El suicidio, este suicidio de héroes nacidos cerca del año ochenta, es sólo laboral o de similar catadura, porque para más tampoco hemos nacido. Tragamos mierda durante unos meses, nos aferramos al puesto, el mío, por ejemplo, nos damos un baño en bilis y heces que dura un año, dos, seis meses, y después, sin haber rechistado una vez, mandamos el mundo a la mierda y arrojamos todo lo que somos capaces de perder por la escotilla de un submarino, en el que viajamos, un submarino que de cuando en cuando se atreve a llevar el periscopio a la altura de nuestras expectativas, y, entonces, duele.
Todo lo que nos atrevemos a perder: el trabajo, la novia, el marido, dos hijos, la carrera, dos meses adelantados de máster, por la escotilla, y a empezar de cero, lo que dura, exactamente, cero.
Esto es una mierda.
Esto es mierda.
Mierda.
Hoy he vuelto de vacaciones y ahora mismo voy a mirar cuántos días libres me quedan.

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