Hace unos meses mi novio me regaló una mascota. Se llama Chas y come secretos.
Los primeros días creció de forma sorprendente, y mi novio me preguntó, entre ironía y enfado, si de verdad le ocultaba tantas cosas."Pero no hay secretos entre nosotros, ¿verdad?". Sonreí y no dije nada.
La semana pasada, Chas desayunó una infidelidad: algo que nunca imaginé que sería capaz de hacerle a mi novio, algo que simplemente ocurrió, una noticia que Chas saboreó con deleite aquella mañana. Sin embargo, desde ayer mi pequeño compañero está tumbado en mi cama como una cosa muerta. Asustada, le he llevado a la tienda donde mi novio lo compró. El dueño me ha mirado con cara de preocupación y me ha preguntado de malas maneras si le he dado de comer algo que no sean secretos. Yo niego con la cabeza, pero ya no estoy segura de mi respuesta.
Hace menos de una hora que mi novio me ha llamado para dejarme... había secretos entre nosotros, pero creo que ya no los hay... y Chas sigue tirado en mi cama, muriéndose intoxicado por mi confesión.
Los primeros días creció de forma sorprendente, y mi novio me preguntó, entre ironía y enfado, si de verdad le ocultaba tantas cosas."Pero no hay secretos entre nosotros, ¿verdad?". Sonreí y no dije nada.
La semana pasada, Chas desayunó una infidelidad: algo que nunca imaginé que sería capaz de hacerle a mi novio, algo que simplemente ocurrió, una noticia que Chas saboreó con deleite aquella mañana. Sin embargo, desde ayer mi pequeño compañero está tumbado en mi cama como una cosa muerta. Asustada, le he llevado a la tienda donde mi novio lo compró. El dueño me ha mirado con cara de preocupación y me ha preguntado de malas maneras si le he dado de comer algo que no sean secretos. Yo niego con la cabeza, pero ya no estoy segura de mi respuesta.
Hace menos de una hora que mi novio me ha llamado para dejarme... había secretos entre nosotros, pero creo que ya no los hay... y Chas sigue tirado en mi cama, muriéndose intoxicado por mi confesión.
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