Mi hijo, el que es travestí y se cree Angela Merkel, lo está pasando mal este año en el colegio. Ayer, al levantarse, me dijo que no tenía fuerzas ni para maquillarse y que le dolía la cabeza como si le fuese a venir la regla. Yo le dije que cuando te baja la menstru lo que te duele es el tuétano, y mi mujer, que por las mañanas es como una mirinda recién agitada, saltó diciendo que lo que duelen son los riñones y que el niño todavía es muy joven para tener la regla. Angela suspiró con impaciencia y se tocó los pechos greenwich, que es como los llamamos por ser imaginarios. Me señalé el reloj, urgiéndolo al desayuno y me espetó muy serio: “¿No querrás que baje en bragas?”. Y no, yo no quería, porque mi suegro ya estaba desayunando y estas cosas lo hipertensan.
En octubre, con la subida de la leche y el pan, le cambié el desayuno, a ver si se relacionaba más en el colegio, porque últimamente sólo va por ahí con el hijo del boticario, que pasa anfetas y no para de comer porquerías. Le doy un tazón de Chivas de 12 años con un par de cucharadas de Eco todas las mañanas. Me pregunta que cuándo va a volver el brik de La Asturiana, y yo me hago el tonto y cambio de conversación, porque no puedo ver esos ojos brillando de incomprensión sobre un tazón de whisky. Hace una semana se me ocurrió decirle que no teníamos dinero para leche y que en vez de pan nos pasábamos a las cortezas de cerdo; se fue al baño porque se le había corrido el rímel.
Dice que es el único que lleva petaca en el recreo, que los demás niños toman batido con pajita, que a ellos no se les traba la lengua y que no vomitan cuando hay gimnasia a primera. Y yo contesto, por contestar, que son cosas de la inflación, que a lo mejor, si no se dejase la paga en fajas, podría tomar leche como los demás. Pero eso él no lo entiende hasta la merienda; con el cuarto pelotazo del día. Después de decirme que soy el mejor padre del mundo se va al inglés tabaleándose sobre los tacones. La profesora, que es nativa, dice que cada día pronuncia mejor, que se le ve muy suelto, que ya habla como si fuese anglonormal. Cuando vuelve a casa trae una peste muy poco femenina, pero yo no le digo nada, no vaya a ser que se lo tome a agravio.
En octubre, con la subida de la leche y el pan, le cambié el desayuno, a ver si se relacionaba más en el colegio, porque últimamente sólo va por ahí con el hijo del boticario, que pasa anfetas y no para de comer porquerías. Le doy un tazón de Chivas de 12 años con un par de cucharadas de Eco todas las mañanas. Me pregunta que cuándo va a volver el brik de La Asturiana, y yo me hago el tonto y cambio de conversación, porque no puedo ver esos ojos brillando de incomprensión sobre un tazón de whisky. Hace una semana se me ocurrió decirle que no teníamos dinero para leche y que en vez de pan nos pasábamos a las cortezas de cerdo; se fue al baño porque se le había corrido el rímel.
Dice que es el único que lleva petaca en el recreo, que los demás niños toman batido con pajita, que a ellos no se les traba la lengua y que no vomitan cuando hay gimnasia a primera. Y yo contesto, por contestar, que son cosas de la inflación, que a lo mejor, si no se dejase la paga en fajas, podría tomar leche como los demás. Pero eso él no lo entiende hasta la merienda; con el cuarto pelotazo del día. Después de decirme que soy el mejor padre del mundo se va al inglés tabaleándose sobre los tacones. La profesora, que es nativa, dice que cada día pronuncia mejor, que se le ve muy suelto, que ya habla como si fuese anglonormal. Cuando vuelve a casa trae una peste muy poco femenina, pero yo no le digo nada, no vaya a ser que se lo tome a agravio.
4 comentarios:
Cuanto tiempo sin saber de la criatura... ya la echaba de menos. Esos pechos greenwich hacen mis delicias, pero no se lo digas a su madre.
querida Ángela, a mí me pasa lo mismo, pero al revés..¿Cómo que lo mismo pero al revés, vaya contradicción? Mi hija cree ser un niño , dice que quiere ser como Beckham y se levanta diciendo que tiene poluciones nocturnas, se afeita el bigote a diario para ver si le sale más, gracias a dios aún no le vino la menstruación , cuando le llegue no sé qué haré...
De madre a madre, alguna sugerencia?
A Ángela lo que le pasa es que tiene una tontería de cojones. Un par de guantazos y verás cómo entra en vereda...
Ángela es un amor de persona, demasiado sensible para las altas esferas politicas y el whisky de 12 años (a qué clase de padre se le ocurre darle a su hija un licor con más años que ella???)
yo personalmente se lo cambiaría por una pinta de cerveza o un martini agitado, pero no revuelto, para que su anglonormalidad roce el bilingüismo. la animaría para que hiciese carrera diplomática que como es sabido es como la política pero en versión light y no se qué me da que a esta niña el azucar le tiene que sentar fatal y ya se sabe que las campañas electorales son como una patada en el páncreas. . .
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