01 julio 2007

El Euribor y los sodomitas

Él: “Parece que tengo quince años y sólo tengo ocho. Es tocarme Trichet y me pongo como una mala bestia. Me crezco con sólo mirarme. Llámenlo ustedes egocentrismo si ése es su ánimo. Estoy a décimas de mi máximo histórico. Me quiero. Me amo. Tengo un idilio con los cuartillos que ni los farloperos del menudeo. Qué quieren, me pone ver la nuca de Europa, arrodillada ante mí, deglutiendo a este tipo cada día más duro: servidor.”
El intermediario: “Tienen
que comprenderle. Lo único que le mueve es el interés, y cada día lo tiene más alto. Mírenlo por el lado bueno, ya no puede subírsele mucho más el porcentaje. Que sí, que eso se lo llevamos diciendo una temporada, pero esta vez va casi en serio. Es Trichet, que lo tiene muy consentido, como es hijo de padres separados no sabe decirle que no, y lo que nos faltaba en Europa era un Euriborniñopera. No, por favor, no se den la vuelta, no es necesario, ya he visto muchos cuerpos en su situación. Parece mentira lo que dilata el ser humano, mucho más que las nóminas.”
Los sodomitas: “Aunque cobro poco, en mi empresa no me dejan tiempo libre, así que ahorro bastante. Por supuesto, pago el piso con dignidad. Es pequeño, pero tiene sus ventajas; ordenar la casa cada día se parece más a una partida de Tetris y mi mujer y yo estamos tan juntos que a veces hacemos el amor sin querer. El otro día nos encontramos en el pasillo, yo estaba haciendo maniobras para entrar en el salón y ella intentaba colocar un rollo de papel higiénico en el baño sin necesidad de desmontar el lavabo. No pudo. Ahora utilizamos confeti para limpiarnos, que se adapta mejor a los espacios pequeños. Por la calle reconocemos a nuestros iguales, caminamos como vaqueros. Dicen que es porque llevamos al Euribor muy dentro.”

No hay comentarios: