Al principio no le di importancia: un par de pop-ups en mitad del sueño y ni siquiera todos los días. Después empezó el phishing, o algo que parecía phishing, pero por entonces yo no imaginaba en ningún caso que aquello pudiera ser phishing. Un día, mientras me estaba durmiendo, en ese rato en que se empieza a escuchar música en la trasera del cerebro y uno comprende mansamente que ya no puede mover los brazos y que se le va a caer el libro en la cara, una ventana emergente me cruzó el hipotálamo y me dijo que había un error de conexión: quedé horrorizado, pero ya era un hombre vencido y me dormí. Aquél día no me asaltó ningún pop-up en sueños.
Han pasado ya unos meses (cuatro, lo recuerdo porque coincidió con mi mudanza) desde que comenzaron mis cibersueños, en este tiempo al ancho de banda de mi inconsciente se le ha multiplicado el tráfico: recibo emails de otros dormidos, participo en un foro de pesadillas especializado en vampiros, que son mis favoritas, leo prensa (el Morfeo Times, sobre todo) y me estoy descargando algunos sueños célebres en plan pirata, pero aquí no es delito porque la SGAE no duerme. El otro día me puse un sueño de Kubrick, que me había recomendado un dormido de Australia que trabaja de noche y coincide conmigo en el chat, y me pareció un pestiño, además a mí lo de soñar con subtítulos no me pone nada.
Ayer subí con una vecina en el ascensor y, después de mirarme y remirarme con cara golosa, me dijo que me pusiera contraseña en la sesión, que ella sólo entraba atraída por mis intimidades, pero que el del noveno me estaba pirateando el subconsciente, lo sabía porque lo había visto en un topmanta (expresión que aquí multiplica su significado). Me alarmó. Como hago con todas las cosas que atañen a la comunidad de vecinos, le pregunté al portero, Pedro, y me ha dicho que esto es porque es un edificio wifi y que si quiero estar totalmente seguro de que la red no se me cuela en los sueños lo mejor es que me cape los puertos, y a mí, la verdad, me acojona la idea.
Os seguiré contando.
Han pasado ya unos meses (cuatro, lo recuerdo porque coincidió con mi mudanza) desde que comenzaron mis cibersueños, en este tiempo al ancho de banda de mi inconsciente se le ha multiplicado el tráfico: recibo emails de otros dormidos, participo en un foro de pesadillas especializado en vampiros, que son mis favoritas, leo prensa (el Morfeo Times, sobre todo) y me estoy descargando algunos sueños célebres en plan pirata, pero aquí no es delito porque la SGAE no duerme. El otro día me puse un sueño de Kubrick, que me había recomendado un dormido de Australia que trabaja de noche y coincide conmigo en el chat, y me pareció un pestiño, además a mí lo de soñar con subtítulos no me pone nada.
Ayer subí con una vecina en el ascensor y, después de mirarme y remirarme con cara golosa, me dijo que me pusiera contraseña en la sesión, que ella sólo entraba atraída por mis intimidades, pero que el del noveno me estaba pirateando el subconsciente, lo sabía porque lo había visto en un topmanta (expresión que aquí multiplica su significado). Me alarmó. Como hago con todas las cosas que atañen a la comunidad de vecinos, le pregunté al portero, Pedro, y me ha dicho que esto es porque es un edificio wifi y que si quiero estar totalmente seguro de que la red no se me cuela en los sueños lo mejor es que me cape los puertos, y a mí, la verdad, me acojona la idea.
Os seguiré contando.
1 comentario:
Jajaja, buenísimo. Pues chico, a mí esto de no trabajar me están sentando fatal, sufro un insomnio insoportable. Ahora entiendo por qué dicen eso de que estar en el topmanta es muy buena señal.
Sobrecogido por tu Posada Celeste. Magnífico, artista.
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