Pírrica es la derrota

Chávez, a siglos y siglos del socialismo del siglo XXI, no consigue tragarse el sapo y, desde el atril ególatra al que nos tiene acostumbrados a encaramarse, mira a la oposición y dice que espera que sepan administrar una victoria que ha sido pírrica.
Quizá no sabe que Pirro, el rey de Epiro, es quien dio significado al adjetivo pírrico. Su victoria, sobre los romanos en Heraclea en el 281, lo llevó casi a la destrucción de su ejército. Pírrico es, desde entonces, lo que lo deja a uno debilitado hasta el límite, en esa delgada línea que separa la destrucción total de un golpe severo. La victoria esta vez no ha sido pírrica, Chávez; pírrica ha sido tu derrota. En ella has quemado buena parte de tus naves, y de tus dardos, y de tus órdagos, y de tu ego (ay tu ego, debe de andar hoy hasta las cejas de bromazepam). Por cierto, Pirro acabó siendo derrotado, en Benevento. Tuvo que volverse a Grecia, vencido, en silencio y escarmentado.
En algo coincido contigo, Chávez, el siglo XXI necesita un nuevo socialismo. Pero, lástima, no está en tu cocina la receta para ese nuevo socialismo (carestía de alimentos básicos, libertades coartadas, sistema sanitario público colapsado y una balanza de pagos sustentada sólo en el petróleo, que deja la riqueza en pocas manos y además ensucia). El socialismo del siglo XXI tiene que mirar de frente a los ciudadanos y al planeta, al bienestar y a la ecología. El silgo XXI necesita un socialismo verde, capaz de virar el sustento de la economía del petróleo y el carbón a las renovables. Y necesitamos que sea el socialismo quien lo haga porque dejar eso en manos de la autorregulación y el mercado no nos va a dar la velocidad de crucero necesaria para mantener vivo al planeta, cuyo estado, éste sí, es lamentablemente pírrico.