23 noviembre 2007

El lesbianismo no es un intrusismo

Conferencia dictada en el Club Maintenant
de París el 21 de noviembre de 2007

Mi hijo Angela (el travestí de ocho años que se cree Angela Merkel) opina que Europa se articula en el eje franco-alemán y que “después viene el resto”. Sobre Turquía aún no tiene una opinión formada, y si la tiene, se la reserva y dice que “aún no es el momento de abordar ese asunto” mientras recoge unos folios imaginarios y niega con la cabeza poniendo cara de genocidio armenio. Hace dos días fuimos a Francia para fortalecer el Eje (por eso no he podido postear esta semana). Angela dictaba su primera conferencia. Estaba guapísima. Se puso colorete y se pintó los labios color labio, que es como más le gusta. Fue un éxito.
El estrado le iba a juego con la falda, plisadita, color tierra, por encima del tobillo. Creo que había escogido la ropa pensando en el escenario, porque es una líder (lídera para los modernos) que sabe que los niveles de popularidad penden de los pequeños detalles, como las nalgas penden del pilates. Nos miró a todos sin mirar a nadie, a lo Gore, se tomó dos segundos y un trago de agua y leyó como leerían en misa si tuvieran índice de share; enganchando al personal.
“Quisiera defender aquí al lesbianismo frente a una serie de reproches que se le han venido formulando”, dijo. Empecé a llorar y un señor muy feo, bajito y con gafas me ofreció un pañuelo que había bordado Simone de Bouvier. En dos minutos Angela nos sedujo a todos. “¡Magnética!”, gritó una señora del público. “¡Retórica!”, gritó otra adjetivando el sustantivo. “¡Dialéctica!”, clamó otra a la que había seducido el recurso estilístico. “¡Bonita!”, dije yo tragándome una bocanada de mocos. Pero Angela, torera, seguía como si no fuera con ella. “La heterosexualidad no existe a priori. No puede haber una opción sexual que preceda a la esencia.” Alguien le tiró un picardías. Habló de la moral kantiana, de la ortodoxia católica, del apriorismo, de la existencia, de la esencia, de la asexualidad embrionaria, de la desesperación y de la soledad radical. “El desamparo implica que elijamos nosotros mismos nuestro ser” remachó con un público entregado que coreaba “otra, otra”, en francés, que es “une autre, une autre”.
Cuando se bajó del escenario me quitó una lágrima de la mejilla con el pulgar. “¿Entonces, eres lesbiana?”, balbuceé. Y me miró con toda la ternura del mundo, pero no me contestó.
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3 comentarios:

Anónimo dijo...

ostia!!
me había molado el post pero mola más este comentario... ¿Son los de la fiesta de Oscar? O es Robinho haciendo horas extra?

¡¡¡Angela!!! ¡¡Diplomacia con Brasil ya!!
tx

El Jardín dijo...

Lo quitaría, porque creo que es el principio ético que me debe regir, no sé por qué, quizá por austeridad. Pero hagan una prueba con ese primer comentario al post, a ver si les pasa como a mí. La prueba consiste en acercarse a la pantalla y leer cuando la luz te hace daño en los ojos (tampoco se ensañen). Es como cuando se llega a casa borracho y se decide empezar con Guerra y paz.

Jero Moreno dijo...

Se ve que Ángela nació para ser una líder... Es algo que lleva en la sangre, en su más intrínseco ser... como la mala leche Fernán Gómez...

Un abrazo!