15 junio 2007

Prueba con jabón de Lagarto

Angelina Jolie se mordía los labios de puro deseo al mirarme. Yo estaba vestido a lo Bogart, fumando sin toser, sacando morritos de tipo duro, no de guaperas. Estaba a punto de decirle que no me interesaba su cuerpo, que para mí era una amiga y no quería que nuestra amistad se estropease por tres días y tres noches de sexo continuo y sin compromiso. Estaba a punto de decírselo, fue entonces cuando lo oí. Jamás, en toda una vida con orejas, había oído un grito parecido. Sonó a sirena, y a cristales rotos en la garganta, y a miedo, y a sorpresa, y a incomprensión. Era mi mujer, presa del espanto.Me desperté sobresaltado, había perdido toda la compostura de Bogart, la gallardía, el aplomo, la intransigencia masculina en el gesto. Me costó tragar saliva y aceptar el cambio. Tomé conciencia de cuál era mi sitio en el mundo, al instante vi también cuál era el de mi mujer: una esquina de nuestra habitación. Se hacía un ovillo y me señalaba con la mano trémula, como si en mí estuviera viendo al chupacabras. «¡¿Qué pasa?!», acerté a decir. Pero mi mujer no tenía presencia de ánimo para andarse con respuestas. Pasaron unos segundos, no sé si dos o cincuenta. Se me aceleró el pulso, como preparándome para lo peor. Entonces me miré: llevaba puesto el chándal de Fidel Castro.
«¡Quítamelo, quítamelo!», grité corriendo por la habitación como una gallina atiborrada a granos de café. «¡Quítamelo, Señor!» La cremallera estaba atascada. Intenté sacármelo por la cabeza, pero se me pegaba a la piel. «Prueba con agua», dijo mi mujer. El agua no funcionó. Probamos con disolvente, y con aceite Johnson, y con manteca, y alguien dijo que lo mejor para sacarse chándales del cuerpo era el jabón de Lagarto. También me eché, por supuesto, y el resultado fue igual de frustrante. Ahora me han embadurnado de tres en uno, mi mujer dice que, aunque no me afloje el chándal, servirá para que no me suenen las articulaciones mientras hago por el pasillo unos extraños ejercicios de robot que no puedo reprimir. Tengo un vecino que dice que si nada funciona probemos con el bloqueo, pero yo creo que me quedo con el chándal para toda la vida. Al menos, no me he cargado con sexo mi amistad con Angelina.

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